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La ilicitana Greene desarrollará una planta piloto para generar ceras sintéticas a través de biomasa y residuos

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La empresa ilicitana Greene Waste to Energy, con la financiación del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), dependiente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, desarrollará el Proyecto WAX100 que pretende generar ceras sintéticas para diferentes usos industriales a través de un proceso de gasificación. El objetivo del proyecto es la generación de una biorefinería piloto que, a través de la reacción Fischer-Tropsch, convertirá el gas de síntesis (syngas) obtenido a partir de los residuos, en ceras altamente demandadas por el sector químico, perfumería, o la industria textil, entre otros.

Greene aplicará su tecnología para este proyecto, con la que ya valoriza residuos sólidos orgánicos y biomasa para la producción de gas de síntesis, dentro de los parámetros de economía circular, lo que genera una mejor gestión de los residuos y una reducción de los niveles de CO2 a la atmósfera. Para ello, se realizarán una serie de análisis y mejoras en la tecnología de Greene que darán como resultado una planta piloto que permitirá transformar el gas de síntesis, a través del proceso Fischer-Tropsch, en este tipo de ceras, muy valoradas por la industria y cuyo precio de venta al público oscila entre los 1.800 y los 2.500 euros por tonelada.

Según el director de Desarrollo de Negocio de Greene, Juan Manuel Martínez, “este proyecto tiene como objetivo el desarrollo final de una biorrefinería a pequeña escala para la producción rentable de productos Fischer- Tropsch (FT) desde el syngas, a partir de biomasa y residuo. Una vez desarrollado, nos convertiríamos en la primera empresa española con una tecnología capaz de fabricar este tipo de productos a partir de residuos”. Tal como explica Martínez, “actualmente el mercado de ceras Fischer-Tropsch lo copan dos empresas internacionales, que lo obtienen a partir del carbón o el gas natural y con precios de venta elevados, por lo que seríamos pioneros al ser capaces de producir este material a partir de residuos”.

El proyecto explica que la demanda de este tipo de ceras, con unas propiedades físicas exigentes, irá en aumento puesto que ofrece múltiples utilidades y aplicaciones a la industrial. De hecho, son frecuentemente utilizadas, por ejemplo, para envases de alimentos, papel parafinado, materiales de recubrimiento, aislantes eléctricos, velas aromáticas, lápices, marcadores, cosméticos, etc. Las ceras Fischer-Tropsch se producen por polimerización de monóxido de carbono a alta presión, y generan un producto con menos contenido en azufre y nitrógeno que en los procesos de fabricación convencional y, por lo tanto, más respetuosos con el medio ambiente.

Estas ceras son un material muy apreciado como aditivo para las mezclas de asfalto, además de otras aplicaciones como adhesivos de fusión en caliente, tintas de impresión, etc. El mercado global de cera Fischer-Tropsch se puede dividir en adhesivos, aditivos de asfalto, tableros de construcción y madera, aditivos de polímeros, pinturas y recubrimientos, textiles, cuidado personal y farmacéutico, y otros.

El proyecto WAX100 parte de la base de que los residuos y la biomasa que se procesan en la planta de gasificación de Greene generan un gas de síntesis que puede usarse para generar otros productos (energía térmica y eléctrica, biogás, hidrógeno), no sólo para la producción de ceras. La planificación del proyecto parte de la base de que la planta piloto podría ser reconfigurable y redimensionarse de tal modo que se podría producir diferentes productos en función de la demanda

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