En el XXVI Congreso de la Sociedad Valenciana de Reumatología se ha ahondado en el problema de salud pública que supone el incremento en la incidencia de fracturas por osteoporosis. Cerca de 120 especialistas en reumatología han asistido a este encuentro, en el que se han abordado los últimos avances producidos en diagnóstico y tratamiento de las enfermedades reumáticas. El congreso se ha llevado a cabo los días 28 y 29 de abril en la sede del Colegio Oficial de Médicos de Valencia.
Cerca de 40 expertos, entre médicos y enfermeras especializados en reumatología, han participado como ponentes en esta nueva edición del congreso, en la que según ha destacado el presidente de la Sociedad Valenciana de Reumatología, el doctor Rafael Belenguer, “por primera vez se ha creado una mesa específica para que los jóvenes reumatólogos y residentes de esta especialidad pueden explicar casos clínicos”. La primera jornada del congreso se ha abierto con la exposición de estos casos clínicos, que “nos ayudan a todos a seguir aprendiendo”.
Además, la primera sesión del encuentro ha incluido el desarrollo de las mesas orientadas a las enfermedades de carácter autoinmune como el Sjögren, lupus eritematoso sistémico, artropatía psoriásica, entre otras. Tal y como ha explicado Belenguer, hemos querido que la segunda y última sesión del encuentro “se centre en patologías degenerativas prevalentes, como la osteoporosis que afecta a un 30% de la población mayor de 50 años, la artrosis que afecta al 50% de ese mismo rango de población o la fibromialgia/dolor crónico, que afecta a un 10% de la población”.
A modo de resumen, Belenguer ha insistido en que “hemos procurado abarcar en las diferentes mesas todas las patologías que sufren nuestros pacientes reumáticos, por lo que no solo hemos intercambiado conocimientos de las enfermedades reumatológicas autoinmunes más graves, sino también de otras patologías más prevalentes”.
En la mesa sobre osteoporosis se ha incidido en el problema de salud pública de primera magnitud que supone esta patología, ya que debido a la mayor esperanzada de vida, tanto en España como en otros países, la incidencia de fractura por osteoporosis está aumentando. En este sentido, la doctora Pilar Bernabeu ha subrayado que “ el objetivo del tratamiento es la reducción del riesgo de fractura. Al ser una enfermedad crónica, el tratamiento debería mantenerse de forma indefinida o al menos a largo plazo”.
Sin embargo, la duración del tratamiento sigue siendo controvertida. “Existe una duración máxima recomendada para cada uno de los fármacos que se utilicen. Disponemos de numerosos fármacos, por lo que debemos tener en cuenta sus perfiles de eficacia y seguridad, así como las características del paciente y el riesgo de fractura. De esta forma, en pacientes con alto riesgo estaría indicado usar fármacos osteoformadores, seguidos de fármacos antirresortivos», ha comentado Bernabeu.
En otra de las mesas, el doctor José Miguel Sequí ha recordado que “la aparición de criterios diagnósticos y herramientas en constante evolución para el abordaje de este síndrome son claves en el correcto tratamiento. En un futuro, gracias a la medicina personalizada y los estudios a nivel molecular, podremos obtener nuevas orientaciones terapéuticas para esta enfermedad”. En esta misma mesa, la doctora Marta de la Rubia ha revisado las distintas opciones terapéuticas y las potenciales dianas para tratar el lupus, incidiendo en que “el tratamiento de esta enfermedad ha cambiado sustancialmente en los últimos 50 años y actualmente se basa en guías clínicas”.
La llegada de la terapia biológica hace 20 años revolucionó el manejo de la enfermedad psoriásica. Según ha apuntado el doctor José Miguel Senabre, durante la mesa de artropatía psoriásica, “actualmente somos testigos de una nueva ola de fármacos que son cada vez más eficaces en los diferentes dominios de la enfermedad y cuentan con una seguridad muy controlada”. “La vía de la IL23 es clave en la patogenia de la psoriasis y ha demostrado mejorar la clínica articular, así como la dactilitis y la entesitis, y con una posología cada vez más cómoda”, ha subrayado Senabre. Por otro lado, los inhibidores de la vía JAK, también han demostrado mejoría de síntomas cutáneos y articulares, y tienen la ventaja de que se administran oralmente.
El doctor Francisco Navarro ha analizado la aplicación de nutracéuticos, prebióticos, probióticos y simbióticos para el tratamiento de la artrosis. Sobre ello, Navarro ha explicado que “estamos valorando la incorporación de estas sustancias al tratamiento de base de la artrosis y enfermedades articulares degenerativas. Aunque actualmente no están subvencionados por la sanidad pública”. “Los nutraceúticos y determinados colágenos, sobre todo los hidrolizados, con contenido de aminoácidos con prolina, hidroxiprolina y lisina evitan el estrés oxidativo a nivel de articulaciones. Estos colágenos con la microbiota favorable producen biopéptidos activos, que facilitan la homeostasis de cartílagos y tendones”, ha concretado Navarro.
Casos clínicos, expuestos por jóvenes reumatólogos
La mesa creada especialmente para generar un nuevo espacio, dedicado a los jóvenes reumatólogos y residentes, ha contado con la exposición de seis casos clínicos de diversas enfermedades reumáticas. En ella, la doctora Carmen López ha expuesto un caso de vasculitis de pequeño vaso, asociada a la presencia de anticuerpos ANCA, en el que ha advertido de que “en las vasculitis asociadas a ANCA es importante valorar la afectación pulmonar, incluso sin clínica respiratoria”. López también ha explicado que “los anticuerpos ANCA MPO y PR3 (ELISA) pueden servir para monitorizar el tratamiento y seguimiento de la enfermedad”.
Por su parte, el doctor Pablo Martínez ha hablado del caso de un paciente de dermatomiositis que al principio se sospechaba que era un caso de lupus. Martínez ha remarcado “la complejidad y gravedad de este tipo de enfermedades autoinmunes sistémicas, así como el amplio diagnóstico diferencial que supone”. Igualmente, ha señalado que “este tipo de pacientes puede venir al centro de salud o urgencias hospitalarias, por lo que es de suma importancia reconocerlas y empezar un estudio exhaustivo para derivar a reumatología, con el fin de conseguir un diagnóstico y un tratamiento precoz para mejorar el pronóstico de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes”.
Otro de los casos planteados ha guardado relación con la lumbalgia en pacientes con espondilitis anquilosante. En este caso, la doctora Carmen Raya ha recordado que “para la valoración del dolor lumbar en un paciente con una enfermedad reumatológica es importante identificar si tiene características mecánicas o inflamatorias. Siempre debemos tener en cuenta datos de alarma y factores de riesgo que nos puedan indicar una urgencia, gravedad o malignidad, por lo que una anamnesis detallada y la realización de una exploración siempre deben estar presente, así como tener en cuenta los antecedentes médicos del paciente”.
El doctor Carlos Valera ha hablado de un caso de un paciente con dolor torácico, que finalmente fue diagnosticado con una miocarditis lúpica. Al principio se le realizaron las pruebas correspondientes, pero no se llegó a ningún diagnóstico. Sin embargo, se decidió “repetir la resonancia cardíaca, basándonos en la cronología del aumento de las troponinas” y se llegó a la conclusión de que “la resonancia cardiaca se había realizado en un momento en el que no había suficiente daño estructural para valorarse”.